viernes, 19 de agosto de 2011

Sonorama 2011: sábado 13 y domingo 14


La 14ª edición del Sonorama enfilaba su recta final con un absoluto protagonista en el horizonte: la actuación de Amaral. Rotuno éxito en cuanto a público de uno de los festivales más recomendables de nuestro país y nuevo sobresaliente para una organización que año tras año deja patente su pasión por la música. Así vimos algunos de los conciertos de las dos últimas jornadas:


DINERO: El trío fue, sin duda, una de las sensaciones de la pasada edición del festival. Su brutal directo en la Carpa Future Stars, agradecido por el público con gritos de '¡Escenario principal!', les llevó este año hasta la Plaza del Trigo para llenar la mañana arandina con sus furiosos guitarrazos. Desde la inicial El Momento Perfecto pudimos comprobar que durante los últimos meses han conseguido cosechar numerosos fans dispuestos a sudar y bailar de lo lindo, en especial en temas como En Invierno o Mentiras. Tras el contundente y entregado espectáculo, un agradecido Sean, líder de la banda, adelantó que su segundo trabajo ya está en camino.

LA HABITACIÓN ROJA: Los valencianos ofrecieron un concierto sorprendentemente movido y animado que sirvió de perfecto repaso a su poblada discografía. Como era de esperar a tenor de su ya dilatada experiencia sobre los escenarios, el sonido no ofreció fisuras mientras se despachaban temas como Scandinavia, Nunca Ganaremos el Mundial o la final Voy a Hacerte Recordar. Un hablador Jorge Martí, líder de la banda, recordó su primera visita a Aranda de Duero y dedicó Van a por Nosotros al movimiento 15-M.

La carpa Future Stars gozaba de un cartel asombroso durante la jornada del sábado. Muchos festivales nacionales firmarían una tanda de nombres así para su escenario principal. Desde las 21.30 y capados en cuanto a tiempo de show se refiere, los santanderinos 45 Grados ofrecieron un potente directo presentando su EP de debut. Acto seguido, Smile, desde Getxo, y con un cuarto de público respecto a su última actuación en el FIB, nos deleitaron con un directo serio, de aires fronterizos y un sonido similar a The Jayhawks o Neil Young. Con tiempo para acercarse a la (siempre despejada) barra de la carpa, hicieron su aparición en escena el grupo catalán Mujeres. Yago, Pol, Martí y Martín hicieron su música vieja con zapatos nuevos, atronando los oídos de los allí presentes y de los por allí paseantes. Congregaron un importante número de fieles en un buen concierto. A continuación, desde Pontevedra, subieron al escenario con su pop distorsionado Nadadora. Con Sara, su guapísima líder, y Gonzalo alternando voces firmaron un directo sobrio y elegante, si bien poco agitado. Ya demostraron en el pasado FIB que temas como 1987, Siempre o Una Nueva Vida, de su tercer disco, funcionan a las mil maravillas sobre las tablas. Las malditas solapaciones, que al menos aparecen poco en el Sonorama, nos impidieron disfrutar del concierto de los cartaginenes Los Últimos Bañistas y la línea de voz que tanto les caracteriza. Una vez cenados, bebidos y miccionados, estábamos listos para disfrutar y corroborar, de una vez por todas, el directazo que posee Lüger. Son una suerte de Crystal Fighters pasados por una batidora krautrock que embelesa. Directo más que recomendable.


SHOUT OUT LOUDS: A pesar de lo previsto, los cinco de Estocolmo saltaron al escenario antes que El Columpio Asesino debido a un cambio de hora deficientemente comunicado. Por lo tanto, ante la mirada atónita de los que por allí deambulaban. En el ambiente era palpable el desconocimiento acerca de este grupo (siempre infravalorados, al igual que The Magic Numbers), pero la opinión del respetable a posteriori fue de llevarse un agradable sabor de boca. Adam Olenius, elegantemente vestido como de costumbre, fue desgranando temas de toda su carrera, desde el último disco 'Work' (Show Me Something New, Too Late Too Slow, Four By Four, Fall Hard) hasta su fantástico debut, 'Howl Howl Gaff Gaff' (Shut Your Eyes, The Comeback y la fabulosa Please Please Please). Shout Out Louds dejaron para el final uno de esos momentos musicales que marcan de por vida: Tonight I Have To Leave It y esa joy a de siete minutos que es Impossible. Se hizo corto, no pudimos disfrutar de Walls o Normandie, pero eso es buena señal.

RINÔÇÉRÔSE: Ya de pleno zambullidos en la madrugada arandina, el público precisaba emociones fuertes y baile. Por suerte, justo eso fue lo que vino a entregarnos Rinôçérôse, banda francesa que firmó uno de los mejores conciertos del fin de semana. Mediante una propuesta poco arriesgada pero efectiva (potentes bajos, numerosos programaciones y vistosos riffs ''rollingstonianos'') pusieron a todo el mundo a botar de la mano de cortes como Bitch o Touch Me. Mención aparte, o casi una crónica entera, merece el hiperactivo vocalista embutido en un traje de cuero, un auténtico agitador de masas.


EL COLUMPIO ASESINO: Una de las actuaciones más esperadas del festival se tornó en cierta decepción, en parte quizás por el tardío horario. El concierto de los pamplonicas, centrado lógicamente en su reciente 'Diamantes', fue espeso y difícil de digerir, a lo que no ayudaban precisamente las excesivamente prolongadas pausas entre canción y canción. Como no podía ser de otra forma, la sensacional Toro se encargó de cerrar la actuación, temazo que no sirvió para compensar el resto del directo.

EL GUINCHO: Una vez superada la desilusión por no encontrar ninguna bailarina sobre el escenario, los ritmos tropicales y africanos se apoderaron del respetable desde la inicial Kalise. Secundado por un bajo y un guitarrista, un tímido Pablo Díaz-Reixa supo alternar los temas más conocidos de sus dos últimos trabajos mientras toqueteaba un sinfín de aparatos y disparaba infinidad de samples. Entre los peros del set podríamos citar su brevedad y unos bajos un tanto sobrecargados, aunque la alegría y optimismos de Novias, Bombay o Ghetto Fácil redondearon un notable directo. Una versión extendida y desenfrenada de Antillas puso el muy bailable broche.

LA BIEN QUERIDA: A pesar de que su segundo álbum, 'Fiesta', no ha alcanzado las cotas de éxito de su precedecesor, La Bien Querida parece cómodamente instalada entre la primera división de nuestro indie. Sin embargo, la bilbaína se ve claramente lastrada por un directo en el que su voz se pierde entre guitarras y batería. Su escasa potencia vocal agradecería sin duda un formato más acústico que, por otro lado, terminaría aburriendo. La breve reconciliación de La Bien Querida con el festival burgalés (apenas estuvo cuarenta y cinco minutos sobre el escenario) se cerró encandenando una 9.6 sin rastro de tecno-pop y De Momento Abril.

El domingo, día de cierre flojo, todo sea dicho, nos centramos en los dos escenarios principales y únicamente pisamos la carpa en dos ocasiones. La primera fue para comprobar cómo suenan en directo los temas de la maqueta del cantautor vasco Mikel Izal. Con una banda potente y, evidentemente, lastrados por el sonido de la carpa, desgranaron muchos de sus temas, desde los más tranquilos hasta los más bailables, ante una buena cantidad de gente, atraída por la promo que se había realizado habían realizado durante los días anteriores en el camping. Pasadas las once de la noche volvimos por allí para bailar y pasar un rato divertido con Montevideo y su ecléctica formación. Nos hicieron saltar, bailar y corear los grandes temas de su 'Vértigo y Euforia' como El Futuro Será Lo Que Queramos, Saldremos De Ésta y, sobre todo, Orillas Plutionianas.


CYCLE: Los amantes de la electrónica y el baile tenían una cita ineludible con los madrileños, quienes no defraudaron. La alternancia de voces entre el frontman masculino y la provocativa La China Patino se convirtió en una arma de los más certera en un concierto de tintes raveros en la onda de Prodigy o Chemical Brothers. Tras preparar el terreno con Apple Tree, el ultra hit Confusion finiquitó la actuación. Un final que no por esperado dejó de tener su encanto.

AMARAL: Las numerosas pulseras rojas de día anunciaban expectación total ante la exclusiva actuación de Amaral en el Sonorama. Familias al completo, treinteañeros y matrimonios con hijos más que independizados llenaron el Escenario Heineken para recibir a Eva Amaral, Juan Aguirre y una banda entre la que se encontraba Jaime García Soriano, miembro de Sexy Sadie. Los de Zaragoza, sobrados de tablas y con un sonido impecable, regalaron a sus fans canciones como El Universo Sobre Mí, Moriría Por Vos, Las Puertas del Infierno (dedicada por Eva a Benedicto XVI) o una sentida Sin Tí No Soy Nada, además de algunos temas nuevos como Hacia Lo Salvaje. El único bis del fin de semana, compuesto por En Sólo Un Segundo y Revolución, cerró un directo que en absoluto sonó a radiofórmula y que convenció a los posibles escépticos.

FOTOS: Organización Sonorama

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