lunes, 15 de noviembre de 2010

The Drums @ Sala Heineken (12-11-10)


Cambio de sala, sold out, excelente disco de debut, impecable imagen... Los factores para que el pasado viernes 12 se viviera una gran noche en la Sala Heineken estaban servidos. Y con ellos las peligrosas posibilidades de que la velada se tornara en decepcionante. Finalmente, The Drums completaron una actuación que tuvo más de lo segundo que de lo primero, lastrados por un sonido que dejó mucho que desear.

Tras un poco apropiado telonero (Patrick Cleandenim), que se encontraba a mitad de camino entre la estética del Enterrador y la capacidad vocal de La Roux, y escasos minutos antes de las diez de la noche, la banda neoyorkina hizo acto de presencia. Best Friend, uno de sus éxitos más indiscutibles, se situó en el primer lugar de un setlist que repasó casi al completo su primer álbum y varios de los temas no incluídos finalmente en el LP. El público que llenaba el recinto cantaba a pleno pulmón, lo que no ocultaba algo evidente: el sonido, en especial la voz de Jonathan Pierce, no era el adecuado. El propio vocalista era consciente de ello, lo que se tradujo en un enfado que le llevó a lanzar el micro contra el suelo a mitad de la segunda canción.


Las deficiencias sonoras, instrumentos pre-grabados incluídos, fueron puliéndose con el paso de los minutos. Esto, unido a la actitud entregada del grupo, hizo que el show fuera adquiriendo color sin llegar en ningún caso al notable. Pierce se contoneaba y retorcía sobre el escenario, mientras que el guitarrista Jacob Graham no le andaba a la zaga. Antes de alcanzar el ecuador del concierto, The Drums se deshacían de Let's Go Surfing haciendo vibrar al personal. Tras ella llegaría una muy coreada Me and the Moon que confirmaba que la noche iba de menos a más. Forever And Ever Amen, canción número 10 del setlist, se alzaba con el premio al momento de mayor comunión entre banda y asistentes. Aquello de ''Baby, It's Forever'' sonaba estruendoso, maquillando la escasa nitidez con la que nos llegaba la voz del rubio líder de la formación.

Los de Brooklyn se despedían por primera vez de la Sala Heineken tras interpretar The Future. El cuarteto volvió a escena para dar paso a un bis en el que encadenaron It Will All End In Tears, Skippin' Town y una muy sentida Down By The Water, balada que cerraba un directo ascendente. A pesar del relativo buen sabor de boca final, muchos salimos de allí preguntándonos cómo se lo estarían pasando Ezra Koenig y compañía en La Riviera.

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