martes, 17 de agosto de 2010

Sonorama 2010: viernes 13 de agosto

Los primeros nombres internacional saltaban a la palestra en la segunda jornada de festival, entre ellos unos Sounds que durante la rueda de prensa previa reconocieron querer resarcirse en Aranda de Duero tras una semana de conciertos irregulares. Comenzamos a descubrir el encanto de un evento en el que puedes disfrutar de buenos conciertos desde por la mañana:


Como de costumbre, una de las plazas del pueblo se convirtió en escenario de numerosos y mañaneros conciertos dignos de situarse dentro del recinto del festival. FRAN NIXON, acompañado de una banda cada vez más numerosa, repasó bajo el sol arandino las canciones irónicas y pegadizas de su último trabajo, así como algún viaje al primer disco. El propio Nixon nos confesó al terminar el concierto que, a pesar de lo que se podía pensar en un principio, finalmente el horario jugó a su favor, ya que la gente se mostró muy animada. Prueba de ello fueron canciones como Inditex o Erasmus Borrachas. El siguiente en salir a escena fue Ramón Rodríguez, es decir, THE NEW RAEMON. Demostró una vez más que es capaz de triunfar por igual dentro y fuera de Catalunya, y eso es mucho decir si estamos hablando de un tipo que puede llenar la Sala Apolo acompañado únicamente por su guitarra. Se declaró molesto con el horario, pero agradecido con la cantida de gente que no paraba de corear canciones tan arrebatadoras como Tú, Garfunkel o Sucedáneos. El punto y final en la Plaza del Trigo lo pusieron KLAUS & KINSKI. El dúo murciano acusó algunos problemas para conectar con un público que, probablemente, andaba pensando ya en reponer fuerzas en alguno de los bares y mesones de alrededor. Su repertorio se centró en su notable segundo disco, guárdandose para el final su conocida versión de El Ritmo de la Noche, con la que, ahora sí, pusieron a todo el mundo a bailar.

NAPOLEÓN SOLO: Una de las revelaciones nacionales más destacadas de los últimos meses tuvo que lidiar con un horario, siete de la tarde, que no les hizo ningún favor. Congregaron a un escaso número de asistentes, la mayoría de ellos situados por debajo de la media de edad del festival, que se quedaron sin ver a Eric a la batería. Pegadizas canciones como Perdiendo el Tiempo o Tiene que Acabar hicieron que el personal bailara sobre la arena del Escenario Heineken. La banda granadina cerró la actuación con una interpretación de Lolaila Carmona en la que quedó claro que el gusto por el falsete de su líder va más allá del estudio de grabación.

ZENTTRIC: Ya es habitual encontrar en el cartel del Sonorama grupos más cercanos al mundo comercial que al denominado alternativo. Los bilbaínos Zenttric son uno de ellos, y prueba de ello es que todos los asistentes fuimos capaces de cantar casi sin querer su tema Sólo Quiero Bailar. Finiquitaron su breve concierto con una discutible versión del Standing in the Way of Control de Gossip.

L.A.: Lluis Albert ofreció, una vez más, un concierto de lo más sincero. Con su guitarra y el poder que le otorga su cálida voz, aprovechó para encandilar a los asistentes a un tempranero concierto en el que repasó todos los temas de su último y aclamado trabajo. Abrió el notable show con Microphones & Medicins, pasando después por una emotiva Elizabeth, una intensa Crystal Clear o una coreadísima Hands.

THE RIGHT ONS: Los madrileños ofrecieron uno de los directos más divertidos y agitados del fin de semana. Cargados de actitud y exprimiendo al máximo las posibilidades de sus intrumentos, pusieron a bailar al Escenario Ribera del Duero con temas como Do Your Thing Babe o Thanks. Mención aparte merece su baterista, Ramiro Nieto, un tipo capaz de combinar con acierto sus virtudes con el micrófono y con las baquetas.

THE PAINS OF BEING PURE AT HEART: La banda neoyorkina, cada vez más habitual de nuestras tierras, regaló al numeroso público un concierto del que salieron vencedores sin arriesgar demasiado. Fue un placer ver anochecer al ritmo de unas joviales canciones que sonaron más ruidosas y distorsionadas que en estudio. Su fórmula de pegadizos estribillos apoyados en una sencilla batería lució bailable sobre un escenario que vio desfilar numerosos temas pop de perfecta factura.

THE SOUNDS: Abrieron el show por todo lo alto de la mano de Tony the Beat, pero fueron perdiendo fuelle a medida que transcurría el concierto. Buena culpa de ello la tuvo la escasa potencia vocal que exhibió una Maja Ivarsson que tuvo que ser ayudada por el público en canciones como Painted by Numbers o Night after Night. El que no ofreció dudas fue Felix Rodriguez, maestro de los teclados capaz de aportar un sinfín de detalles y efectos.

NUDOZURDO: Denso y pesado fue el directo de los de Leo Mateos, siempre partidarios de largas transiciones ruidosas. Sus misteriosas, oscuras y sinceras canciones no conectaron con un público que reclamaba algo más de movimiento.

LOS PLANETAS: Tal y como vienen haciendo en los festivales más recientes, Los Planetas reservaron para el final de su show las mejores sorpresas. El directo fue evolucionando desde terrenos experimentales hasta frecuencias pop y, a pesar de que su sonido siempre podrá ser mejorable, contentaron a todos gracias a éxitos tan reconocibles como Un Buen Día, Segundo Premio o Pesadilla en el Parque de Atracciones. Todos ellos sonaron en la recta final de un largo concierto en el que J y los suyos estuvieron escoltados por tenebrosos y extraños juegos de proyecciones.

ESTEREOTYPO: La madrugada burgalesa comenzaba a tornarse fría cuando los cántabros Estereotypo saltaron al escenario enfundados en uniformes de jugadores de tenis. Pronto entramos todos en calor gracias a un directo sorprendente por su trepidante ritmo que volvió a dejar patente que no es necesario que el público conozca tus temas para que se entregue al 100 %. El mejor concierto del festival transcurrió entre llamativas coreografías, ritmos electro-funk y altas dosis de baile y desenfreno, ingredientes que hicieron que la comunión entre banda y asistentes fuera total.

LOVE OF LESBIAN: Quizás fuera el hecho de que calcaran el directo del FIB. Puede que influyera lo alejados que estábamos del escenario o la hora demasiado avanzada (02:10). El caso es que el concierto de los de Santi Balmes, quizás el más multitudinario del festival, resultó sorprendentemente aburrido y monótono desde el momento en el que comenzaron a sonar los primeros acordes de Allí Donde Solíamos Gritar. Canciones que se han convertido casi en himnos como Me Amo o Club de Fans de John Boy no consiguieron maquillar el poco entusiasmo de unos Love of Lesbian apagados y sosos.

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