Un cielo completamente encapotado hizo que más de uno temiera por la segunda jornada del festival, amenaza ya vivida en años anteriores. Finalmente, la programación se desarrolló sin problema alguno y dejó algún puñado de buenos momentos para el recuerdo, como magistral lección de Mogwai o la boutade firmada por Matthew Herbert. De esta forma, se llegaba al final de la quinta edición del SOS 4.8, probablemente una de las más potentes de su corta historia:
YUCK: Los encargados de inaugurar el Escenario Estrella Levante en el segundo día de conciertos fueron unos Yuck que confesaron sentirse encantados de actuar bajo la tímida lluvia. Si bien su set fue claramente de menos a más, los londinenses adolecieron de cierta frialdad y únicamente lograron reproducir la intensidad que exhiben en estudio en algunos momentos puntuales (¿no les iría de perlas otro guitarrista en directo?). Eso sí, un final con la preciosa Get Away y la extensa Rubber no puede sino dejar un agradable sabor de boca.
MATTHEW HERBERT: Todo aquel que se acercó al Auditorio en torno a las 20:45 del sábado no pudo evitar clavar los ojos sobre la peculiar escenografía que Mr. Herbert había preparado para la ocasión: una especia de corral, bloques de paja, una cocina digna de algún televisivo chef, un par de ordenadores... Con todos estos ''instrumentos'', el díscolo productor británico y sus cuatro acompañantes construyeron un show de orfebrería y laboratorio en el que interpretación y música caminaron de la mano, primero de forma abstracta y estridente y más tarde en completa armonía, para representar varias fases de la vida de un cerdo. Una genial actuación que no dejó a nadie indiferente (algunos asistentes abandonaron su butaca antes de tiempo y otros despidieron en pie a los artistas) y que por méritos propios pasará a la historia del festival.
MOGWAI: Aunque hace tiempo que su título de reyes del post-rock es vitalicio, Mogwai se empeñan en renovarlo en cada una de sus apariciones sobre las tablas. En Murcia el asunto comenzó con ciertas dudas por culpa de algún problema técnico, pero el susto inicial pronto quedó en anécdota para dar paso a una sesión de hipnosis a tope de decibelios. Con una enorme Luna como testigo de excepción, los escoceses levantaron un muro de sonido, inexpugnable y bello a partes iguales, que invitaba a cerrar los ojos, guardar las manos en los bolsillos y dejar la mente en blanco. Proyectiles como Rano Pano, Haunted By a Freak o Mexican Grand Prix hicieron retumbar el recinto como nadie lo había hecho hasta la fecha.
DELORENTOS: El cuarteto irlandés no engaña a nadie y, lo que es más importante, parece creer plenamente en lo que hace. Juega en la misma liga que The Wombats, Maxïmo Park o The Futureheads, aunque probablemente con menos nombre y un mayor porcentaje de aciertos, y por lo tanto se dedican a hacer bailar al personal a base de ágiles riffs y adhesivos estribillos. Mucho de esos dos ingredientes podemos encontrar en S.E.C.R.E.T. o Did We Ever Really Try?, las dos canciones encargadas de cerrar un concierto enérgico que consiguió que el Escenario Jägermeister brincara de lo lindo. Una fórmula tan aparentemente sencilla como efectiva; una propuesta tan poco exigente con la mente del espectador como agradable para sus oídos y pies.
THE FLAMING LIPS: Es probable que la densa y psicodélica propuesta musical de The Flaming Lips no sea para todos los públicos. Sin embargo, sus directos hace años que son una explosión de color y alegría para toda la familia. Ante miles de fans y curiosos, en Murcia se presentaron con toda la parafernalia que suele acompañarles en el escenario: La Bola (así, con mayúsculas) en la que Wayne Coyne se desliza sobre el público, cañones de confetti, enormes globos, serpentinas, un séquito de decenas de personas disfrazadas (incluyendo numerosos personajes de 'El Mago de Oz', una tortuga gigante y hasta algún miembro de Yuck) y sus alucinógenas proyecciones. Lo cierto es que semejante despliegue de medios ya no resulta una novedad en los de Oklahoma, pero por algún motivo inexplicable sigue funcionando como el primer día junto a temas tan coreables como Yeah Yeah Yeah Song o Race for the Prize o emotivos como Do You Realize?. Un espectáculo que siempre es de agradecer en cualquier festival.
LA CASA AZUL: A pesar de que su concierto coincidía en gran parte con el de los masivos Love of Lesbian, Guille Milkyway consiguió reunir a miles de asistentes en el Escenario Jägermeister. Los que allí nos concentramos recibimos a cambio una hora de baile y diversión, un directo de color de rosa y purpurina que rubrica el ambicioso paso adelante dado por el barcelonés en 'La Polinesia Meridional'. Respaldados por unas trabajadas y personalizadas proyecciones (en ellas pudimos ver guiños a Eurovisión, cajas de Myolastan, idílicos paisajes o celebridades como Peter Allen o Nina Simone), fueron sucediéndose prácticamente todos los éxitos de la carrera de Milkyway, incluyendo La Fiesta Universal, Superguay o una celebradísima Como Un Fan. El punto final, y de paso el completo delirio, llegó con una versión extendida y discotequera de La Revolución Sexual.
CSS: Conscientes del horario (ya cercano a las 03:00 de la mañana), CSS irrumpieron en el Escenario Jägermeister a toda velocidad, dispuestos a no perder ni un segundo y encabezados por la entregadísima Lovefoxxx. Art Bitch abrió la veda en una actuación hiperactiva y divertida donde las guitarras tuvieron más peso del esperado, en especial en los temas de su irregular último trabajo (como Fuck Everything o la aceleradísima La Liberación). Probablemente no convencieron a los que esperaban un directo ortodoxo y finamente ejecutado, pero sí lograron con creces su objetivo: Terminar con las escasas fuerzas que para entonces nos quedaban.
FOTOS: Organización (Equipo Helmet)
Race for the prize no sonó. ¿No? De hecho fue mi gran falta.
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